Este mes en el que la primavera estalla en mil estímulos embriagadores reflexionamos sobre la belleza que el lienzo natural refleja en cada una de sus cuatro direcciones.
Antes de que el cambio climático nos robe su sinfonía de colores, formas, olores, infinitos símbolos derramados os invitamos a aprehenderla con todos los sentidos y señalamos también el arte sagrado como viático de acceso al mismo lugar de beatitud y contento interno.
Para quien tenga sed en la naturaleza y en el arte se sirve buen vino.